Las
leyendas y cuentos sobre vampiros siempre me han atraído
(exceptuando “Crepúsculo”, por supuesto). Por eso dentro
de mis sagas preferidas está “Castlevania”, que cuenta la
eterna lucha durante siglos de los descendientes del clan Belmont
contra el señor de la noche, el Conde Drácula. “Castlevania
III Dracula’s Curse” es la tercera y última parte publicada
para la consola de 8 bits de Nintendo, aunque cronológicamente se
sitúa 215 años antes de los acontecimientos de “Castlevania”
y “Castlevania II Simon’s Quest”.
El
protagonista del juego es Trevor Belmont, poseedor actual del látigo
sagrado de la familia, que debe recorrer el castillo para acabar con
el siniestro vampiro. Pero no se encontrará solo en su cruzada
contra el mal. En el camino conocerá a Sypha Belnades (una
sacerdotisa con poderes mágicos), Grant DaNasty (un pirata con la
habilidad de escalar paredes) y Alucard, el propio hijo de Drácula,
que puede lanzar bolas de fuego y convertirse en murciélago para
volar.
El
cartucho publicado en Europa en 1992 por Konami abandona el sistema
de juego de “Castlevania II Simon’s Quest” (un
RPG siguiendo la estela del clásico de Nintendo “Metroid”)
y presenta una aventura de plataformas similar a la primera parte,
aunque sin ser del todo lineal. En determinados momentos se nos
ofrece la posibilidad de elegir rutas, que influirán en el
desarrollo del juego. Dependiendo del camino que elijamos podremos o
no conocer a los otros personajes, que se unirán a nuestro equipo
ayudándonos con sus habilidades. La elección de la ruta es muy
importante : el camino superior es considerado más sencillo que el
inferior, por ejemplo.
Lo
bueno en si es que la experiencia de juego es distinta según las
decisiones elegidas. Cada personaje tiene unas características
propias y combinándolas el juego se vuelve más fácil. Pero lo que
más me fastidia de estos primeros “Castlevania”
es que no se puede corregir el salto una vez hecho y puede pasar que,
si no has calculado correctamente, acabes con tus huesos en el fondo
de un abismo. Menos mal que el bueno de Grant sí que puede hacerlo,
así que más te vale que lo encuentres y lo integres en tu equipo;
te será de gran utilidad. Lo mismo pasa con Alucard, que gracias a
sus transformaciones en murciélago, hará que ese tramo lleno de
esqueletos, armaduras y zombies sea un paseo. Al acabar algunas zonas
te esperarán jefes finales. La mayoría siguen los clichés de las
películas de terror de vampiros : Frankestein, momias, dragones... y
al final Drácula y su mano derecha, la Muerte.
Los
items también son importantes en la aventura, aunque los únicos que
pueden manejarlos son Trevor y Sypha. Tu arsenal se compone de espadas, hachas,
agua bendita y relojes para el guerrero y poderes variados (fuego, hielo...) para la sacerdotisa. Podrás encontrarlos en los candelabros
repartidos por los niveles y necesitarás recolectar corazones para
poder usarlos. Además hay escondidos suculentos pollos asados que
rellenarán tu barra de energía, almuerzo ideal antes de cualquier
enfrentamiento fuerte.
Este
capítulo de la saga presenta al personaje más querido y que
protagonizará años más tarde el juego mejor valorado por los fans
: “Castlevania Symphony Of The Night” para
Playstation. Creo que Alucard ha estado presente en la amplia mayoría
de juegos de “Castlevania”.
Incluso ha aparecido en el experimento fallido titulado “Castlevania
Judgment” para Wii, que cambia
las plataformas por la lucha tipo “Street Fighter”.
En
resumidas cuentas, un juego perfecto para pasar un buen rato : buena
jugabilidad (excepto los malditos saltos) y una ocasión ideal para
los que no conozcan las peripecias de la familia Belmont y
descendientes.
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